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sábado, 11 de septiembre de 2010

Manual para las recién casadas

Después del compromiso, la boda y la luna de miel¿ sigue la convivencia y muchos detalles que no sabes cómo resolver. Te damos algunos tips para que lo tengas siempre rendido a tus pies y tu matrimonio sea un éxito.


Manos a la obra


La primera mañana en su nueva casa. Es hora de ponerle el toque que les encanta. Comienza a decorar.


















Mantente siempre linda


El hecho de que ahora sea tu esposo, no debe hacerte sentir tan segura como para descuidarte. Cada vez que te mire, recordará por qué te eligió a ti como su esposa y compañera.


















Autocontrol


Ten presente que al convivir con él descubrirás cosas de su personalidad que pueden no gustarte. Antes de empezar una pelea, respira profundo y trata de llegar a un acuerdo.

























Las primeras noches


Es posible que ya no te busque tan apasionadamente como lo hacía cuando eran novios. La rutina y los asuntos 'de la casa' pueden apagar un poco la pasión. Revívela tú, cada noche, con una sorpresa especial.


















Cuentas claras.


Desde el primer día es importante tener las cuentas precisas¿ que el dinero no sea un problema. Procura que los gastos sean compartidos de acuerdo a la capacidad económica de cada uno.


















No a las discusiones diarias.


Intenta no regañarlo como si fueras su madre y trata de lograr acuerdos para el orden de la casa, el uso del baño y el control del televisor.


















Sorpréndelo.


No pierdas esos detalles que los hicieron enamorarse, endulza su día, pon una notica de amor en su bolsillo, hazle una visita inesperada, dedícale una canción, tengan una noche romántica¿ Todo es bienvenido para mantener viva la llama del amor.


















Acéptalo como es.


Recuerda que a pesar de todo tu amor y tu disposición es muy complicado hacerle cambiar esos 'hábitos molestos' que ya conocías antes de casarte con él y aún así tomaste la decisión.

























No te vuelvas su guardián.


Te casaste y ¿crees que eres dueña de su vida y de su tiempo? Permítele tener su independencia y sus espacios. No espantes a sus amigos de casa ni le prohíbas salir a tomar una cerveza. Tampoco te angusties por la hora de llegada. Tú también querrás conservar esos privados espacios con tus amigas.

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